Suisekis ¿Cómo se valoran? Adéntrate en este arte de la jardinería
Hace unos días, os hablábamos del suiseki, de sus orígenes y cómo se organizan en el jardín. Sin embargo, la trama de detalles y cuidado que envuelven al Suiseki hace que este arte sea cada vez más refinado y admirado por su delicadeza. Tanto es así que también se tiene especial cuidado cuando se trata de la base donde se expone cada piedra.
LOS SUISEKIS SE ENTREMEZCLAN CON LOS BONSAI
Los suisekis y los bonsáis pueden ser combinados junto con los bonsáis en una sola forma unificada de arte. Originalmente, en China, el bonsái era un arte que se dedicaba a crear pequeños paisajes en miniatura, incluyendo varios árboles, a veces, de distintas especies, junto con rocas que imitaban montañas o peñascos además de otros elementos que creaban la ilusión de un trozo de paisaje natural en una pequeña escala, como por ejemplo los faroles en miniatura.
Sin embargo, en Japón evolucionó a una idea más sencilla, que es lo que conocemos hoy por el arte del bonsái, siendo en general un árbol con su fuente, su tierra y alguna piedra que da la ilusión de ser una roca que acompaña a los pies del árbol.
De esta manera, podemos decir que el Suiseki es un arte que acompaña a otras artes, al bonsái, al jardín, pero también tiene su lugar e independencia, como, por ejemplo, exposiciones donde sólo se exponen piedras pequeñas de colección y que optan a los premios establecidos en cada certamen.
LA VALORACIÓN DE LOS SUISEKI
La valoración de los suiseki se realiza analizando las siguientes características:
La piedra debe ser mayor que una joya o colgante, pero no demasiado pesada como para que una persona de fuerza normal no pueda levantarla. Dentro de esta gama de medidas las piedras más valoradas son aquellas que son duras y resistentes.
Una vez seleccionada una piedra de dureza y medida adecuada, tenemos que preocuparnos por sus cualidades estéticas, color, pátina o textura, forma armoniosa y equilibrada, posibles defectos, y analizar qué nos sugieren sus formas, etc. Haciéndose estas reflexiones, se podría determinar información sobre tres cualidades estéticas comunes a casi todos los SUISEKI tradicionales: Poder de sugestión, colores tenues, y equilibrio.
PODER DE SUGESTIÓN
La belleza de un suiseki deriva del poder de la piedra para sugerir una escena o un objeto. Durante siglos los coleccionistas han buscado piedras de exciten la imaginación.
Con anterioridad al siglo XIX, las piedras más admiradas eran aquellas que sugerían una montaña junto a un lago o una isla en el mar. Hacia el siglo XX, los gustos japoneses han cambiado, y prácticamente cualquier piedra formada naturalmente que sugiera un escenario natural o un objeto asociado con la naturaleza puede ser seriamente considerada.
COLORES
Los colores de los suiseki más tradicionales son sombríos y tenues. Las piedras de colores profundos, especialmente las de color negro, gris o más sutiles, marrón verde, azul, ocre, rojo y púrpura, son preferidas a aquellas de colores claros. Los suiseki más cotizados son aquellos que poseen una sutil mezcla de colores.
EQUILIBRIO
Al contemplar un suiseki, tenemos que examinar la piedra desde sus seis ángulos de vista principales: frente, parte trasera, lado izquierdo, lado derecho, desde arriba y desde abajo, buscando elementos simétricos, no repetitivos, irregulares y contrastados, en armonioso equilibrio. Estos elementos son parcialmente importantes al elegir el frente, es decir, la parte más atractiva e interesante del suiseki.