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¿Somos lo que comemos? Los efectos de las dietas a base de vegetales en el cuerpo humano

portada somos lo que comemos

Un estudio realizado por Medawar et al. pone de manifiesto el reconocimiento de los efectos beneficiosos de una dieta basada en vegetales.

El resumen de los resultados es que una dieta a base de vegetales conllevaría a una menor ingesta de ácidos grasos saturados y a una mayor ingesta de fibra, magnesio, potasio, hierro y vitaminas. Esto conduce a un cambio en la actividad microbiana intestinal, lo que provoca una compensación entre los procesos de fermentación de carbohidratos y proteínas.

De esta manera, se produce una mayor abundancia de moléculas antiinflamatorias, un mejor control de los lípidos y una regulación del apetito impulsada por las hormonas intestinales.

Esto puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes tipo 2, así como enfermedades cardiovasculares, cáncer, intolerancias, digestión e incluso, salud mental.

Se presume que las dietas en base a vegetales pueden actuar a través de múltiples formas, como un mejor control glucémico, menor actividad inflamatoria, alteración del neurotransmisor y del metabolismo energético. No obstante, la evidencia de los efectos cognitivos y mentales de una dieta vegetariana aún no es concluyente.

Además, no está claro si los efectos se deben a la dieta per se, ciertos nutrientes de la dieta (o la evitación de ciertos nutrientes de origen animal) u otros factores asociados con las dietas vegetarianas o veganas. Ciertos conceptos en evolución sostienen que la angustia emocional y las enfermedades mentales están vinculadas al papel de la microbiota en la función neurológica y pueden potencialmente tratarse mediante estrategias de intervención microbiana.

Además, se cree que determinadas enfermedades, como la obesidad, pueden estar provocadas por una composición microbiana específica, y que un microbioma intestinal equilibrado está relacionado con un envejecimiento saludable. En este sentido, parece posible que una dieta basada en vegetales pueda influir en la función cerebral mediante mecanismos subyacentes aún poco claros de un estado microbiano alterado y alteraciones metabólicas sistémicas.

Sin embargo, hasta donde se sabe, no existen estudios que vinculen las dietas vegetarianas y las habilidades cognitivas a nivel neuronal, que sería necesario estudiar con prontitud, debido a su potencial oculto como herramienta terapéutica y dietética. Además, se necesitan más estudios para desenredar las creencias motivacionales a nivel psicológico que conducen a un cambio en la dieta de los efectos causales en el cuerpo y el cerebro mediados, por ejemplo, por alteraciones metabólicas o un cambio en el microbioma intestinal.

Más información en la página de Nature.

 

Fig. 4: Los efectos de una dieta a base de plantas en el eje microbioma-intestino-cerebro, incluidos los efectos aquí revisados sobre la salud general, la composición y actividad microbiana, el comportamiento y la cognición.

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