Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) y tecnología, el binomio para la gestión del patrimonio natural de Pamplona
La ciudad encara la llegada de la primavera ajustando sus sistemas de cuidado de zonas verdes.
Las zonas verdes de Pamplona están preparadas para los cambios en los usos de la tecnología. Cuando praderas, árboles y parterres activan su ciclo vegetativo el Servicio de Jardines reprograma sus cuidados, no solo desde la reordenación de tareas, sino también desde la actualización digital. Hace ya años que desde el Ayuntamiento se trabaja de forma sostenida en renaturalizar los espacios verdes y hacerlos sostenibles mediante soluciones basadas en la naturaleza, pero también usando la tecnología disponible en cada momento.
Y es que la tecnología es una parte importante del sistema que permite que Pamplona sea una ciudad verde y que la ciudadanía pueda disfrutarla. La ciudad alberga en parques y aceras 60.000 árboles de 450 especies diferentes inventariados y georeferenciados, herramientas que, además de facilitar sus cuidados y la gestión interna, permiten a la ciudadanía acceder a datos específicos sobre ellos a través del ‘Visor Ciudad’, un servicio de información urbana que da a la ciudadanía la posibilidad de conocer la ciudad ‘por capas’ informativas.
Pamplona cuenta, además, con más de 3,5 millones de m² de zonas verdes urbanas de muy diversos tipos, entre las que resaltan los dos parques históricos de la ciudad: Taconera y Media Luna. Para locales y visitantes, ocho de los parques de Pamplona están incluidos en la iniciativa ‘Vivir los parques’, una web de referencia especializada de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos (AEPJP). Este desarrollo digital permite la visita virtual en 3D de forma didáctica y divertida, valiéndose de mapas, fichas descriptivas, y otras herramientas interactivas.
El año pasado, de los 65 espacios que incluye la web, el parque de Yamaguchi de Pamplona fue el más visitado del país con esa herramienta. Este reconocimiento de los internautas, valorado en un foro tan especializado de la AEPJP, es uno de los motivos que harán de Pamplona en mayo la sede el PARJAP 2024, el congreso más importante del país en ese sector. La cualidad ‘verde’ de la ciudad’, tanto como patrimonio natural, como en relación al paisaje, así como las buenas prácticas de la gestión municipal que inciden de forma directa en la calidad de vida de la ciudadanía, serán algunas de las comunicaciones que se difundirán el congreso entre el 8 y el 10 de mayo ante más de 400 personas especialistas en este ámbito.
Racionalizar el uso del agua
Pamplona hace ya años que trabaja en reducir el uso de agua mediante la plantación de especies adaptadas al clima y poco demandantes de agua, pero también mediante la eficiencia a través de la telegestión de los sistemas de riego. Hoy en día, hasta un al 80% de los de los equipos de riego se controlan mediante telegestión, lo que implica no sólo una reducción del personal necesario para su gestión en campo, si no (y es lo más importante), el ahorro de gran cantidad de agua de riego por los ajustes en tiempo real que el sistema implantado es capaz de realizar, en función de la información meteorológica que reciben.
Pero, además, la ciudad mira también a nuevos desarrollos experimentando en paralelo con otros dispositivos novedosos, el último de ellos la Hidrobola (Hydroball), un dispositivo esférico e inalámbrico que es enterrado, y que alberga sensores capaces de medir y transmitir por vía digital un gran número de parámetros relacionados con la humedad y la textura del suelo donde es instalado, lo que permite un segundo ajuste de la dosificación de riego y el consiguiente ahorro hídrico.
Entre las medidas de planificación vinculadas con el agua, la ciudad está trabajando ahora en la integración de los procesos hidrológicos, ya que una de las vulnerabilidades climáticas de Pamplona es el efecto de las lluvias intensas sobre el medio construido. La gestión de escorrentías mediante drenaje urbano sostenible (SUDS) busca reproducir el ciclo natural del agua.
Cuidar y mejorar el arbolado y su biodiversidad
Para estudiar los árboles de forma más profunda que en la mera inspección visual, el Consistorio trabaja de forma habitual con un resistógrafo y un tomógrafo que, bien mediante una ligera perforación, bien mediante la colocación de una red de 12 sensores, respectivamente, generan imágenes digitales del interior de los troncos para valorar su estado. Eso permite garantizar la seguridad de quienes pasean o tomar decisiones sobre su permanencia o sustitución.
También, desde el punto de vista de la protección del arbolado, en 2017 se ensayó con la colocación pararrayos en árboles singulares de distintas zonas de la ciudad, aquellos que, según los técnicos, tienen más posibilidades de verse afectados por el aparato eléctrico de las tormentas: una secuoya de Taconera, un cedro de Aranzadi y en una sequoia del cementerio.
En el caso de que finalmente haya ejemplares dañados por fenómenos meteorológicos, inviables por su edad o por fallas de plantación, las contratas municipales se encargan cada año de reponer ejemplares, así como de ir dotando de arbolado los nuevos desarrollos o los rediseños urbanos. El año pasado se plantaron 565 ejemplares y todos ellos pasaron automáticamente a formar parte de sistema habitual de inspección periódica y mantenimiento del arbolado.
La elección de especie tiene que ver con muchos criterios. Requerimiento hídrico, tamaño de tronco y copa, sistema radicular o adaptabilidad son algunos; pero a veces se emplean otros especiales, como es el caso de la biodiversidad. Por ejemplo, el pasado año se plantaron 14 olmos comunes (Ulmus minor), una especie seriamente dañada hace unos años por la grafiosis y que desde 2021 se está recuperando gracias a la donación de ejemplares del Ministerio. Ahora hay ejemplares en Milagrosa, Azpilagaña, Iturrama y Etxabakoitz. Y próximamente los habrá en Vuelta del Castillo.
Bosque ribereños y de monte
Dentro del término municipal, Pamplona cuenta con otros 60.000 árboles de patrimonio natural que se disponen en el alineamiento de las riberas de los tres ríos y sus ecosistemas fluviales (Arga, Elorz y Sadar), que coexisten con sendas, cruceros y puentes medievales. La ciudad en el año 2013 ganó el Premio Hispania Nostra a la ‘Intervención en el Territorio o en el Paisaje’ precisamente por sus tramos del parque fluvial del Arga, una actuación sobre 800.000 m2 a lo largo de casi 17,5 kilómetros de recorrido en las orillas. El parque fluvial es el itinerario de entrada a la ciudad de quienes peregrinan por el Camino de Santiago Francés.
Pero, además, el Ayuntamiento gestiona 15 hectáreas de bosque en parcelas forestales en las que busca la recuperación de bosques autóctonos para incrementar la biodiversidad del término municipal. También experimenta con tecnología en la gestión de sus masas forestales, como la prueba del software desarrollado con el CI Agroforestal del Gobierno de Navarra que usa la inteligencia artificial para inventariar las masas. Un láser lanza 300.000 pulsos de luz por segundo y sus rayos, al rebotar sobre el árbol, generan nubes de puntos que el programa interpreta y georreferencia (diámetro, altura, volumen de tronco etc.)
El programa es capaz, posteriormente, de dar la información de cada árbol, de los valores acumulados por nivel parcela y hectárea y expresar los valores medios de la masa forestal, a efectos de la mejor gestión. Ahora, a las parcelas forestales de Ezkaba y Mendebaldea se unen dos bosques de nueva creación que están ya plantados en Agustinos y Mendillorri como depósitos de CO2.