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Parques con historia: un viaje por el tiempo a través de los espacios verdes

Parques con historia: un viaje por el tiempo a través de los espacios verdes

Los Jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos en Córdoba o la Ciudadela de Pamplona son dos ejemplos de parques que aguardan siglos de historia.

Estos lugares erigidos como espacios de defensa o residencias reales se han ido construyendo a lo largo del tiempo y su permanencia ayuda a viajar en el tiempo y sumergirse en otras épocas.

Hay parques fluviales, temáticos, botánicos, urbanos, militares, infantiles o acuáticos, pero también existen parques históricos como la Ciudadela de Pamplona, los Jardines del Real en Valencia o El Alcázar de los Reyes Cristianos en Córdoba. Unos espacios que aguardan siglos de historia y nos permitan viajar por el tiempo.

En el caso del espacio verde situado en la capital de Navarra, se puede viajar hasta 1571, año en el que a instancias del rey Felipe II se mandó construir la Ciudadela de Pamplona con el fin de hacer frente a las incursiones del ejército francés. Tiempo después, llegó a convertirse en cárcel y contó entre sus celdas con personajes ilustres como el conde de Floridablanca. En 1964, la Ciudadela fue entregada al Ayuntamiento de Pamplona para uso público.

En la comunidad vecina de Aragón, está el Cabezo de Buena Vista de Zaragoza. La historia de este parque comienza en 1923 cuando los ciudadanos subían a su cumbre con la ambición de admirar desde lo alto su ciudad y su huerta. Este lugar, que se encuentra situado entre el Parque Grande José Antonio Labordeta y los Pinares de Venencia, cuenta con una estatua de Alfonso I El Batallador, que con más de 15 metros de altura recuerda su conquista de la ciudad de Zaragoza en 1118 como rey de Aragón y Pamplona.

Algunos espacios verdes de Valencia también aguardan historias, como las del Jardín de Monforte y los Jardines del Real, un parque cedido en 1903 al Ayuntamiento y que alberga una gran variedad de especies vegetales que recrean diferentes ambientes y están acompañadas por numerosas esculturas, fuentes y estanques.

Situado sobre el solar que ocupa parte del antiguo Palacio del Real, este espacio natural fue utilizado para defender la ciudad de las tropas invasoras del ejército de Napoleón. Sin embargo, su actual configuración nació en 1814 alrededor de las montañas del general Elio, heroico defensor de la ciudad durante la Guerra de a Independencia. Elio fue decapitado en el propio parque por sus propios compañeros de armas siguiendo órdenes del Rey Fernando VII. Un monumento en ese mismo lugar sirve de homenaje a su figura.

Por otro lado, el Jardín de Monforte, declarado de Jardín Histórico en 1941, se remonta a uno de los huertos existentes en la zona de extramuros de Valencia. En 1849 llegó a manos del Marqués de San Juan, quien lo dejó en herencia a una de sus sobrinas y a su marido don Joaquín Monforte Parrés.

Continuando con nuestra ruta por los parques de la geografía española, los Jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos en Córdoba nos invitan a viajar a la época árabe en esta ciudad andaluza. El objetivo de este lugar era completar el espacio destinado al harén real y crear una huerta. Se piensa que las obras pudieron comenzar en torno al año 822 con Abderramán II, momento en el que se erigió el acueducto que canalizaba las aguas del Bejarano y Caño de Escarabita.

A pesar de que fuera abandonado tiempo después, la llegada de los Reyes Cristianos devolvió a los jardines su esplendor, debido a que Isabel la Católica tenía especial predilección por ellos. Los actuales Jardines del Alcázar están conformados por una serie de terrazas y jardines en diferentes niveles con estanques, albercas y especies autóctonas como palmeras, cipreses, naranjos y limoneros. En estos jardines, los visitantes también encontrarán un conjunto escultórico con las figuras de los Reyes Católicos y el navegante Cristóbal Colón, que representan las reuniones mantenidas en este entorno antes de la expedición que culminó con el descubrimiento de América en 1492. Cabe destacar que estos espacios verdes forman parte de un conjunto, el Alcázar de Córdoba, declarado por la UNESCO en 1994 como Patrimonio de la Humanidad.

El siguiente destino en este viaje por la historia nos lleva a dejar la península ibérica y viajar hasta los archipiélagos de las Islas Canarias. El Parque Doramas de Las Palmas de Gran Canaria fue creado a finales del siglo XIX por los residentes británicos que dominaban la vida económica de la región y en el Hotel Santa Catalina se alojaron personalidades como Ava Gadner, Winston Churchill, Agatha Christie y el por entonces Príncipe Carlos de Inglaterra. Debe su nombre a Doramas, guerrero de finales del siglo XV que llegó a ser caudillo aborigen de la isla de Gran Canaria. En la escultura de la entrada del parque queda también el reflejo de los aborígenes rebeldes que se despeñaron por un precipicio para escapar de la esclavitud.

Este trayecto a través del tiempo por nuestros espacios verdes tiene su última parada en Madrid.  En la capital de España se encuentra la Quinta de la Fuente del Berro y el Parque Quinta de los Molinos. El primero de ellos fue construido en el siglo XVII y su fuente, de gran interés por la calidad de sus aguas, servía de suministro para los nobles y los vecinos. Todo esto cambió con la llegada de Carlos II, que mandó construir una casilla con la que cerrar la fuente al público, tras lo que pasó a llamarse Fuente del Rey.

Mientras, los orígenes de la Quinta de los Molinos, declarado Jardín Histórico, se remontan a los años veinte del siglo pasado. Este terreno en la capital española había pertenecido a varias familias de la nobleza española hasta que el Conde de Torres Arias pagó junto al resto de propietarios la construcción en este espacio de un conjunto residencial que incluía un palacete. El arquitecto valenciano César Cort hizo un gran ejercicio de paisajismo mediterráneo creando una finca con arroyos, albercas, fuentes y una amplia variedad de árboles. El palacio es uno de los ejemplos de un tardío modernismo austriaco en Madrid y sirvió, posteriormente, de residencia a Cort. Debe su nombre a los molinos de viento importados de Estados Unidos.

Todos y cada uno de estos espacios fueron edificados en su momento con un fin determinado, como hemos contado en este artículo, pero en la actualidad comparten una característica: están abiertos al público y permiten descubrir las historias que hay detrás de cada rincón, con esculturas que recrean momentos clave y zonas verdes que fueron ideadas siguiendo un estilo y unos criterios que han perdurado hasta nuestros días.

Más información en https://www.vivirlosparques.es

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