Mujeres pioneras en el campo de la Botánica: historias y avances científicos
Referentes como la zaragozana Blanca Catalán de Ocón destacan en este artículo, que conmemora el Día de la Mujer en la Ciencia 11F.
La planta ‘Solanum baretiae’ es una especie sudamericana dedicada a Jeanne Baret, mujer que tuvo que hacerse pasar por marinero para participar en una expedición científica del siglo XVIII.
El domingo 11 de febrero se celebra el Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia. Un hito al que nos unimos desde la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos (AEPJP) con este artículo que da visibilidad a referentes en el ámbito de la Botánica, una disciplina científica que es esencial para comprender la Jardinería y, por extensión, la Infraestructura Verde. Y es que los jardines botánicos representan un aula de historia natural al aire libre.
Uno de los nombres femeninos que destaca en la Botánica española es el de Blanca Catalán de Ocón (1860-1904). Nacida en Calatayud (Zaragoza) es considerada la primera científica de España dedicada a la Botánica. Superó las barreras para acceder a los estudios universitarios, con una formación autodidacta en casa e incentivada por la pasión y el amor que su madre le inculcó hacia la naturaleza, en el Valle del Cabriel, en los Montes Universales de Teruel. Así, fue capaz a una edad temprana, en torno a los 20 años, de reconocer hasta 83 especies florales.
Entre los logros de Blanca Catalán de Ocón, destaca el descubrimiento de una flor a la que dio el nombre de ‘Saxifraga blanca’, como homenaje a su labor, y que se incluyó en la obra ‘Prodromus florae hispanicae’. También existen dos herbarios que elaboró sobre la flora autóctona de Aragón.
Junto a la pionera de la botánica en España, reunimos en este artículo a otras mujeres referentes, como Ynes Mexia (1870-1938), nacida en Georgetown e hija de un diplomático mexicano. Precisamente, viajó al país de origen de su progenitor en una expedición taxonómica en la que descubrió la ‘Mimosa mexiae’, especie que lleva su nombre. Después de este hallazgo, continuó explorando diversos territorios de América del Sur, y creó el género ‘Mexianthus’ con numerosas especies nuevas
Otro de los nombres destacados es el de la estadounidense Jane Colden (1724-1766). La biblioteca científica de su padre despertó en Colden la sabiduría sobre la naturaleza y la convirtió en una ávida lectora de obras sobre Botánica. A lo largo de dos décadas, se dedicó a estudiar la vegetación del entorno de Nueva York. Fruto de este trabajo, elaboró un manuscrito con descripciones y dibujos a tinta de más de 350 plantas locales. También creó un listado con las plantas que tenían propiedades domésticas o medicinales. El trabajo de Colden despertó el reconocimiento del sueco Carlos Linneo, científico naturalista y uno de los principales referentes de la Botánica, que incorporó una de sus descripciones de plantas en la obra ‘Species plantarum’.
La expedición de Baret como incógnito
Mientras Blanca Catalán de Ocón, Ynes Mexia y Jane Colden, entre otras, obtenían sus primeros logros en el campo científico de la botánica, se produjeron otros acontecimientos que restan visibilidad y reconocimiento a la labor de las mujeres botánicas. Un caso significativo es el de la francesa Jeanne Baret (1740 – 1807).
Pese a ser también la primera mujer que dio la vuelta al mundo en barco, el nombre de Jeanne Baret permaneció oculto durante esta expedición por Brasil, Argentina, Madagascar, y los océanos Pacífico e Índico en la que trabajó junto al botánico Philibert Commerson en unos tiempos en los que la presencia de la mujer en los navíos estaba prohibida. Recolectaron más de 6.000 especímenes, como la buganvilia, y una gran mayoría recibieron el nombre de commersonii, en honor a quien finalmente sería su marido. Sin embargo, ninguna especie fue bautizada en homenaje a Baret.
Tuvieron que pasar varios siglos para que Baret tuviera el reconocimiento que se le negó en vida. Fue en 2012 cuando el botánico Eric J. Tepe describió a una especie sudamericana que pertenece al mismo género que la patata, el tomate y la berenjena con el nombre de ‘Solanum baretiae’.
El legado de cada una de estas mujeres referentes en la Botánica permitió continuar ampliando los conocimientos en este ámbito científico. Los avances que obtuvieron han contribuido a la evolución de la Jardinería como un elemento esencial para la Infraestructura Verde y que favorece los servicios ecosistémicos.
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