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Los sistemas mediterráneos de uso del suelo desde la prehistoria hasta la antigüedad

Un estudio dirigido por Eika Weiberg et al. analiza los sistemas mediterráneos de uso del suelo desde la prehistoria hasta la antigüedad, estudiando en caso del Peloponeso (Grecia).

Durante el año 2019, Weiberg et al. realizaron un estudio de los sistemas de uso de la tierra en el Peloponeso griego desde el Neolítico hasta el período romano (ca. 6500 a. C. a 300 d. C.). Los principales factores que se tuvieron en cuenta en el desarrollo de este trabajo fueron los requisitos de superficie en el uso del suelo, cómo éstos fueron evolucionando a lo largo del tiempo, así como las razones que impulsaron a que estas sociedades decidieran cambiar sus técnicas y evolucionar sus herramientas.

Un aspecto para destacar del estudio es que utilizaron un método de investigación que se puede aplicar de forma generalizada, siempre y cuando se disponga de suficientes registros arqueológicos e históricos para caracterizar el desarrollo prehistórico y temprano de los sistemas agrícolas en el Mediterráneo oriental.

Los resultados muestran que los requisitos en el uso del suelo agrícola por habitante oscilaron entre 2,4 hectáreas en el Neolítico hastalas 3,2 hectáreas en el período helenístico clásico. Se estima que el aumento del uso del suelo per cápita fue debido a la asimilación de nuevos animales, plantas y técnicas de manejo agrícolas en el conjunto de usos del suelo establecidos durante el Neolítico.

La silvicultura y los cultivos arbóreos muestran el mayor aumento a lo largo del tiempo, aunque el área total de uso de la tierra necesaria para estas actividades siempre habría sido limitada en comparación con las tierras dedicadas al cultivo y pastos.

El pastoreo exigió siempre más terreno que otros usos, presentando cambios relacionados con la obtención de productos secundarios y un mayor uso de animales de trabajar.

La evolución en los requisitos para cultivos extensivos fue limitada a lo largo del tiempo, pero esta categoría representó siempre algo más de un tercio de los requisitos totales de suelo en cualquier período.

El estudio considera que distintos usos podrían haber compartido el mismo suelo, con ganadería integrada en el ciclo agrícola y árboles cultivados en los márgenes de las parcelas o totalmente incorporados en otros cultivos.

Más información en el siguiente enlace.

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