Los parques y jardines, espacios para fomentar la biodiversidad en las ciudades
El 22 de mayo se celebra el Día Internacional de la Diversidad Biológica para concienciar sobre los beneficios de la naturaleza en la salud de la población y los ecosistemas.
Naciones Unidas advierte de que el deterioro de la biodiversidad y los ecosistemas impedirá lograr el 80% de las metas de ocho Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La biodiversidad es sinónimo de numerosos efectos positivos en la salud de la población y los ecosistemas naturales. Este 22 de mayo, Día Internacional de la Diversidad Biológica, abordamos el papel de los parques y jardines como espacios propicios para fomentar la variedad de especies vegetales y animales en el ámbito urbano.
En esta fecha tan especial, Naciones Unidas destaca la importancia de la diversidad biológica para la sostenibilidad del medio ambiente y la prestación de servicios ecosistémicos. Entre las actuaciones destacadas por parte de la ONU, se encuentra el Plan de Biodiversidad, que establece metas y medidas concretas para detener y revertir la pérdida de la naturaleza con el horizonte de 2050. También debe mencionarse el Convenio sobre la Diversidad Biológica, ratificado por 196 países y que contempla la utilización sostenible y la participación justa en los beneficios de la utilización de los propios recursos.
A través de estos planes, las administraciones públicas, las entidades privadas y los propios ciudadanos han de contribuir con sus acciones diarias a la mejora de la biodiversidad biológica. Todo ello, en un escenario en el que Naciones Unidas advierte de que el deterioro de la biodiversidad y los ecosistemas impedirá lograr el 80% de las metas de ocho Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Precisamente, con el propósito de revertir la pérdida de diversidad biológica y fomentar una mayor presencia de elementos naturales en el ámbito urbano, diferentes ciudades en España llevan tiempo desarrollando iniciativas a través de la infraestructura verde y, en particular, de los parques y jardines públicos.
La ciudad asturiana dentro del proyecto ‘Gijón Ecoresiliente’ ha dotado a sus espacios urbanos de parques y jardines de recursos para fomentar la cría y la conservación de la fauna mediante la instalación de 210 refugios de biodiversidad fabricados con propiedades estructurales y térmicas resistentes a la intemperie y al ataque de animales perforadores como insectos o pájaros carpinteros. Están divididos en cuatro tipos según su función y público: reproducción de insectos polinizadores para el control de plagas, reproducción de aves rapaces depredadoras, reposo y reproducción de murciélagos insectívoros, y reposo de pequeños mustélidos como las comadrejas. El proceso se completará a lo largo de 2024, atendiendo a los ciclos biológicos de los seres vivos que deben acomodarse en estos nuevos espacios.
Una acción compartida entre las ciudades de Madrid y Barcelona es la que realiza en los parques y jardines públicos el Observatorio ciudadano de mariposas urbanas, también conocido como uBMS por sus siglas en inglés (Urban Butterfly Monitoring Schemes). En estos espacios renaturalizados conviven alrededor de 35 especies diferentes de mariposas, animales considerados por la Unión Europea como indicadores. “Las mariposas son un buen bioindicador porque tienen un rango muy amplio de características. Algunas son muy dispersantes y se pueden mover por todas partes muy fácilmente, hay algunas que aguantan unas temperaturas muy altas y otras no tanto, etc. De manera que encontramos mucha información dentro de un mismo grupo”, explica Yolanda Melero, doctora en Biología por la Universidad de Barcelona, investigadora en el CREAF y coordinadora del proyecto.
En la actualidad, los voluntarios de este proyecto cubren cerca de 30 parques en Barcelona, como la Ciutadella o Montjuic, y en torno a una quincena en Madrid, entre los que se encuentra el Retiro o la Casa de Campo. Los resultados desde la puesta en marcha del observatorio hace seis años urgen a incrementar los planes de renaturalización. “Nos encontramos con que tenemos una pérdida de biodiversidad donde predominan las especies que son generalistas, con una gran capacidad de dispersión y que soportan bien las temperaturas altas. Eso es lo que se denomina efecto urbano. No obstante, también se ve mucho que con la naturalización de las zonas verdes ha aumentado el número de mariposas”, añade Melero.
La extensión de acciones de renaturalización en espacios públicos y la mejora del hábitat para especies vegetales y animales en parques y jardines contribuirán al fomento de la biodiversidad en el ámbito urbano. Esta respuesta positiva ante los retos medioambientales conlleva efectos beneficiosos en la salud física y mental de la población, que tendrá un acceso más cercano a la naturaleza, y en la sostenibilidad del medio ambiente, que garantizará una correcta prestación de servicios ecosistémicos.
Leer más en https://www.un.org/es/observances/bee-day
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