Las plantas pueden distinguirse y comunicarse entre ellas
Un estudio elaborado por Richard Karban demuestra que las plantas pueden distinguirse a sí mismas de otras ajenas, y a los parientes de individuos extraños. De manera que pueden identificar las especies en función de si es un competidor o un consumidor, y responder de una forma adecuada.
Las plantas pueden llegar a recordar señales antiguas. Lo que refleja que las plantas tienen múltiples necesidades, y dan prioridades a las señales que pueden generar un conflicto de intereses. Por ejemplo, el riesgo de estrés abiótico se trata como un impacto más importante que el riesgo de sombra, y este, a su vez, es tratado como un riesgo mayor que el de ser consumidas.
Algunas personas suelen ver a las plantas como criaturas solitarias y vulnerables que proporcionan alimento y oxígeno a otros seres vivos. Además, se cree que no interactúan entre sí ni con el medio ambiente, excepto entre ellas y los insectos polinizadores y depredadores.
Sin embargo, esta creencia no es del todo cierta. Las plantas son parte de comunidades complejas donde se comunican entre sí para sobrevivir, defenderse o proporcionar múltiples recursos necesarios para el crecimiento.
Para compensar la vida fija en el suelo y la falta de órganos especializados, las plantas a través de la selección natural han adquirido un sistema de comunicación basado en el fenómeno de la alelopatía positiva, es decir, han desarrollado mecanismos para la producción de compuestos bioquímicos que pueden afectar la supervivencia, crecimiento y reproducción de otros organismos vecinos, lo que les permite sobrevivir haciendo frente a las adversidades.
La comunicación se define como el intercambio de mensajes entre dos o más participantes. El remitente de esta información tiene la opción de codificar el mensaje y enviarlo al destinatario, quien lo descifrará en base a su comprensión y así poder generar una respuesta.
Pero a diferencia de los humanos, cuando hablamos de comunicación en el mundo vegetal, lo llamamos intercambio mínimo de información, donde las plantas intercambian información pero el receptor nunca reacciona al estímulo que recibe. Entonces, se puede decir que no pueden crear una conversación por sí mismas, sino que en esta forma de comunicación, el remitente enviará el mensaje, independientemente de las consecuencias que pueda tener en el destinatario.
El estudio realizado por Richard Karban, muestra evidencias sobre esta comunicación, demostrando que las plantas perciben información sobre la luz, el agua, otros nutrientes, el tacto, herbívoros, patógenos y demás estímulos externos que podrían significar una amenaza o un beneficio para ellas.
Karban indica que las plantas emiten señales que son percibidas por otras plantas, microbios beneficiosos para ellas, herbívoros, enemigos de los herbívoros, polinizadores y dispersores de semillas.
A pesar de la profundidad del estudio, no se puede evidenciar los beneficios que tiene para las plantas responder a señales que involucran a otros herbívoros y patógenos. Sin embargo, las plantas pueden distinguirse a sí mismas de otras ajenas, así como identificar el tipo de estímulo que perciben, e identificar si este es una amenaza o puede significar un beneficio para ellas.
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