Las administraciones potencian los servicios ecosistémicos frente al uso de sustancias químicas
En el Día Mundial del No Uso de Plaguicidas, destacamos algunas de las iniciativas públicas que apuestan por Soluciones Basadas en la Naturaleza para garantizar el mantenimiento de especies vegetales.
La Asociación Española de Parques y Jardines Públicos cuenta, además, con una Guía de Gestión Integrada de Plagas que busca reducir los riesgos y efectos del uso de plaguicidas en la salud humana y el medio ambiente.
El 3 de diciembre se celebra el Día Mundial del No Uso de Plaguicidas, unos productos fitosanitarios utilizados para mantener saludables los cultivos y evitar que sean destruidos por enfermedades e infestaciones. Muchos de ellos, como los herbicidas, los fungicidas o los insecticidas, contienen sustancias químicas que suponen un grave peligro para la salud de la población y la sostenibilidad del medio ambiente.
Los riesgos que conlleva la utilización de los plaguicidas tóxicos es una cuestión que está reflejada en acciones como el Pacto Verde Europeo, promovido por la Unión Europea, y su Estrategia de Biodiversidad. Esta hoja de ruta propone reducir el plaguicida sintético en un 50% así como el uso de los más peligrosos para 2030, además de comenzar con la prohibición inmediata de los de mayor toxicidad, que figuran en la lista elaborada por Pesticide Action Network.
Entre tanto, las instituciones y administraciones públicas de ámbito local centran sus esfuerzos en desarrollar y aplicar iniciativas que mantengan la función de los pesticidas, mantener sanos los cultivos y especies vegetales, pero con la utilización de microorganismos y Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) en vez de sustancias tóxicas.
Hay empresas como Riversa que en los últimos años han presentado herramientas como ‘Foamstream’, que supone una solución óptima para eliminar adventicias, respetando la biodiversidad biológica. Este producto se aplica a través de un proceso de baja presión, que combina agua caliente con una espuma biodegradable, compuesta de azúcares y aceites vegetales naturales. Su uso es seguro cerca de espacios públicos transitados por personas y animales, así como en entornos naturales delicados.
Sin salir del ámbito de la infraestructura verde, el Ayuntamiento de la ciudad onubense de Lepe aplica desde mediados de este año un herbicida completamente natural para el control de las malas hierbas en espacios públicos, especialmente en aquellos lugares muy utilizados por los ciudadanos, como los parques y las plazas. Este producto es de origen vegetal 100% y procede de semillas oleaginosas, por lo que desprende un olor similar al del aceite rancio. El método de funcionamiento está centrado en la destrucción de la cutícula de las plantas, para provocar una fuerte deshidratación de las mismas, en lugar de la intoxicación provocada por los fungicidas químicos.
También ha apostado la ciudad de Lepe por la utilización de insectos para combatir las plagas, un método de control biológico que se utiliza desde hace unos años en los invernaderos del sur de España frente a insectos, microbios u otros organismos que cada vez crían más rápido y que son resistentes a los fitosanitarios. Se venden como organismos vivos y actúan como depredadores naturales de otros insectos o ácaros que afectan al desarrollo de los cultivos. Por ejemplo, las avispas parasitoides, las mariquitas o los sírfidos son los más apropiados para plantar cara al pulgón.
Además de estos insectos, hay otros elementos vegetales que sorprenden por su capacidad de funcionar como herbicida natural. Entre ellos, se encuentra el pistacho. Un estudio desarrollado por la Escuela Politécnica Superior de Zamora y la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Salamanca investiga el uso de la piel del pistacho como bio-herbicida y posible fungicida. Si se obtienen resultados positivos, daría lugar a un fungicida de origen natural, de escasa toxicidad en mamíferos y con una rápida degradación.
El vector medioambiental, en la Guía de Gestión Integrada de Plagas
La Asociación Española de Parques y Jardines Públicos (AEPJP) también aborda el uso de los plaguicidas de manera responsable, a través de diferentes jornadas y con el desarrollo y aplicación de la Guía de Gestión Integrada de Plagas, un documento consensuado en el ámbito estatal y que enriquece el marco normativo del Parlamento Europeo.
En esta guía subyace la intención de incorporar el vector medioambiental que, como en toda actividad humana, interactúa intensamente en la producción agrícola y la gestión de los parques y jardines. Además, el aspecto integral en la gestión de plagas establece la adopción de planteamientos y técnicas alternativas al uso de sustancias tóxicas como plaguicidas
Así, los microorganismos naturales y las SBN marcan el camino para controlar las plagas y garantizar la vida de las especies vegetales a la vez que protegen la salud de los seres humanos y contribuyen a un desarrollo sostenible del planeta.
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