La jungla urbana no es buen entorno para los árboles
Las ciudades del mundo siempre han sido entornos hostiles para los árboles y las evidencias muestran que, al igual que ocurre con los ciudadanos, sufren cargas ambientales. A menudo crecen hacinados, subsisten con suelos pobres y compactados, sufren excesivas plagas y enfermedades, padecen extremos de temperatura y precipitaciones, y arrastran estrés crónico.
Aunque todavía haya quien vea a los árboles de las calles y plazas como poco más que mobiliario urbano, son seres vivos, y en el entorno desfavorable que configuran las ciudades, tienden a vivir rápido y morir jóvenes, incluso los mejor adaptados. Su lucha por la supervivencia se está volviendo cada vez más extrema y a numerosos expertos les preocupa que las ciudades puedan perder gran parte de su vegetación muy pronto sin un replanteamiento radical de sus condiciones de vida.
Los estudios realizados hasta la fecha concluyen que los árboles urbanos presentan tasas de mortalidad que casi doblan las de áreas rurales, con menos árboles supervivientes cada año. Según Cecil Konijnendijk, profesor de silvicultura urbana en la Universidad de Columbia Británica en Canadá, “los árboles que habitan la calle normalmente no viven más allá de los 30 a 40 años“.
Además de las dificultades que encuentran los árboles para crecer en la ciudad, presentan una tasa de mortalidad muy alta cuando son jóvenes, una etapa en que son particularmente vulnerables. Andy Hirons, profesor titular de arboricultura en Myerscough College en Lancashire, indica que esta tasa ronda el 13% actualmente, pero en distintas situaciones es significativamente más alta. Por ejemplo, en una calle de Toronto (Canadá), casi el 50% de los nuevos árboles plantados, murió en los primeros tres años.
El asfalto contra las raíces
Los árboles urbanos más ancianos han pasado la mayor parte de sus vidas en condiciones más fáciles, ya que tenían entornos de enraizamiento mucho mejores, desde donde absorber el oxígeno que necesitan. Así, Hirons señala que el asfalto, inventado a principios del siglo XX, es un material impermeable, que impide que el agua se infiltre en el suelo, detiene la llegada de aire a las raíces y reduce el intercambio de gases entre el sistema radicular y la atmósfera. Los pavimentos viarios actuales, extremadamente densos y compactados, también impiden a los árboles aprovechar el agua de lluvia.
Son varios más los problemas que sufren los árboles urbanos: la falta de espacio suficiente para el sistema de raíces, por lo que experimentan ciclos de sequía y se vuelven más vulnerables a los patógenos y plagas; una tierra alcalina sin la materia orgánica ácida que cubre el suelo del bosque y dificulta su capacidad de absorber nutrientes; la contaminación del suelo y del aire, o también los daños que provocan los humanos.
Nuevos criterios de plantación
A todos los efectos, los árboles de las ciudades habitan asfixiantes desiertos en miniatura, lo que acorta su ciclo de vida y reduce sus posibilidades de prosperar. Para mantener las arboledas urbanas en el futuro es necesario revisar los criterios de producción y plantación de especímenes, como abordó el congreso PARJAP 2022.
Uno de los cambios en el que coinciden los expertos es planificar las plantaciones con criterios urbanísticos de largo plazo. Este procedimiento supone encargar a los productores, con la antelación suficiente, especies de árboles de mayor tamaño, antes de que se llegue el momento de colocarlos. De este modo, se puede tomar conciencia de la importancia de la biodiversidad, tanto por sus beneficios ecológicos como por ser un seguro contra enfermedades o plagas que podrían acabar con especies enteras.
Otro de los criterios vitales respecto a la plantación será diseñar los espacios que habitarán los árboles teniendo en cuenta sus requisitos fisiológicos, e incluyendo grandes extensiones de suelo útil donde puedan desarrollar sistemas radiculares saludables.
Por último, su cuidado y conservación durante los primeros años de vida también resultará crucial. Según el profesor de silvicultura urbana Konijnendijk, el tratamiento de los árboles recién plantados ha de ser similar a la atención de “los niños humanos”, porque “si no tienes un buen comienzo, conllevará consecuencias más adelante en tu vida“. Para lograrlo se incluyen actividades de mantenimiento como “agregar materia orgánica a la superficie de la raíz para retener humedad”, regar y asegurarse de que tengan suficiente espacio útil para crecer y prosperar, tanto encima como debajo del suelo.
Más información: https://www.bbc.com/future/article/20220601-are-city-forests-disappearing
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