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La infraestructura verde y la eficiencia energética, el binomio que garantiza un futuro sostenible

La infraestructura verde y la eficiencia energética, el binomio que garantiza un futuro sostenible

La instalación de tejados con vegetación, la creación de corredores verdes o la mejora de la gestión de las aguas pluviales figuran entre las principales acciones de esta relación entre los espacios verdes y el ámbito energético.

La mejora de la calidad del aire, la mitigación de los efectos de las islas de calor urbanas y la preservación de la biodiversidad son algunos de los beneficios.

Ciudades como Singapur, Chicago, Copenhague y Barcelona ya aplican este tipo de Soluciones Basadas en la Naturaleza.

El desarrollo de la Infraestructura Verde, presente en las ciudades a través de elementos naturales como los parques y jardines, impulsa la eficiencia energética y contribuye a garantizar un futuro sostenible. Un horizonte que ha de venir acompañado de acciones concretas como la mejora de la calidad del aire, la mitigación de los efectos de las islas de calor urbanas y, por supuesto, de la preservación de la biodiversidad, a través de una correcta gestión y un adecuado mantenimiento de las especies vegetales.

En este artículo, vamos a visibilizar el potencial del binomio que conforman la Infraestructura Verde y la eficiencia energética junto a iniciativas concretas desarrolladas tanto en diferentes lugares de España como en ciudades de otros países, como Estados Unidos, Dinamarca o Singapur. Algunas de ellas ya están en funcionamiento desde hace varias décadas y representan una inspiración para las administraciones públicas y la sociedad en general. Todo ello, en un escenario en el que el consumo de energía sigue siendo la principal causa del cambio climático, ya que representa alrededor del 60% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, tal y como informa Naciones Unidas.

Existen acciones concretas en materia de eficiencia energética con la Infraestructura Verde como elemento protagonista. Entre ellas, destaca la instalación de tejados y cubiertas de vegetación en edificios, una aplicación que proporciona un aislamiento adicional a los edificios y ayuda a reducir la pérdida de calor en invierno y a mantener los edificios más frescos en verano. Este beneficio contribuye a un menor gasto energético en el uso de dispositivos de calefacción y refrigeración. Además, las especies vegetales absorben el dióxido de carbono y mejoran la calidad del aire.

La ampliación de los corredores verdes es otra de las acciones que se enmarcan en las estrategias urbanas de movilidad sostenible e incentivan así los desplazamientos a pie o en vehículos no motorizados por parte de la ciudadanía, de manera que se reduce la contaminación al mismo tiempo que se incrementan los beneficios ecosistémicos de la Infraestructura Verde. De manera complementaria, diferentes elementos naturales se incorporan en el trazado de vehículos de movilidad pública como los tranvías para maximizar su eficiencia energética y reducir su impacto ambiental y acústico en la ciudadanía.

El fomento de sistemas de drenaje natural es otro de los métodos de eficiencia energética. A través de estanques de retención y humedales, permiten realizar una gestión adecuada y sostenible ante el exceso de agua acumulada. Este control del agua mediante Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) permite prescindir de utilizar sistemas de bombeo que requieren energía.

Esta estrategia de eficiencia energética a través de la Infraestructura Verde también da lugar a parques solares en las áreas urbanas. En estos espacios, la energía renovable se incorpora a la naturaleza. Mención aparte merecen los edificios de diseño ecológico con iluminación natural, sistemas de ventilación eficientes y materiales de construcción sostenibles, que favorecen el ahorro de energía.

Un método hecho realidad

La relación entre la Infraestructura Verde y la eficiencia energética alcanza un elevado desarrollo en ciertas ciudades como Chicago, en Estados Unidos, donde se ha implementado el sistema de tejados verdes en edificios municipales y privados, al igual que ocurre en Barcelona. En la capital condal, el Parque de Diagonal Mar dispone de un sistema de drenaje natural para gestionar las aguas pluviales de manera sostenible.

En este ámbito, otro ejemplo destacado es Copenhague, capital de Dinamarca. La ciudad cuenta con numerosos espacios verdes que actúan como áreas de recreación, a la vez que facilitan la gestión de las aguas pluviales y promueven la biodiversidad. Esta iniciativa también se ha desarrollado en Malmö, Suecia, donde ha ayudado a mejorar la calidad del agua, mediante la construcción de estanques de contención y áreas inundables.

Por su parte, la ciudad-estado de Singapur ha desarrollado una extensa red de jardines verticales y tejados verdes como parte de su estrategia de sostenibilidad urbana, a través del denominado urbanismo biofílico. Además de absorber el dióxido de carbono, estos elementos naturales proporcionan hábitats para la vida silvestre.

Para finalizar, ponemos la vista en el Metropol Parasol, también conocido como las Setas de Sevilla. Esta estructura está inspirada en el entorno y la vegetación local; es decir, plazas con sombras de árboles, palmeras y oliveros. Gracias a sistemas de evaporación de agua pluvial alimentados por energía solar, se aumenta el efecto refrescante. La superficie de la plaza cuenta con acabados permeables que favorecen el drenaje directo de la lluvia así como una vegetación local que requiere de poco riego.

Queda demostrado que la búsqueda de la eficiencia energética a través de la Infraestructura Verde favorece un futuro más sostenible, en el que se mejora la calidad del agua, la gestión de las aguas pluviales y la preservación de la biodiversidad, a la vez que se mitigan los efectos adversos de las islas de calor urbanas y se reduce la huella de carbono. Gracias a estos beneficios, las ciudades se convierten en lugares más atractivos para el bienestar ciudadano y en entornos más resilientes ante los impactos del cambio climático.

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