La infraestructura verde, inversión de presente y futuro
La infraestructura verde en las ciudades aporta unos servicios de grandes beneficios a la sociedad. Al ritmo al que evolucionan las ciudades, también se actualiza el valor de los espacios verdes urbanos, debido a esto, las zonas verdes se están dejando de considerar un gasto y se empiezan a considerar una inversión.
La fuerza actual de la infraestructura verde
Esta situación otorga un enorme potencial de cara al diseño y gestión de zonas verdes, poniendo como centro de la gestión al ciudadano, y los servicios que la infraestructura verde puede proporcionarle.
Este análisis genera que, al afrontar nuevos proyectos, se identifiquen principalmente los servicios que se quieren maximizar o recoger aquellos que demanda la sociedad. También, mediante este enfoque dota de indicadores para medir el grado de desempeño y cumplimiento en relación a los retos globales, como la reducción de gases de efecto invernadero.
Se gestiona lo que se puede medir
Un nuevo enfoque de valoración económica de los servicios de los ecosistemas, así es como podemos ser conscientes, tanto la repercusión ambiental, como la social, de los proyectos que se aborden. De esta manera se consigue un lenguaje común fácilmente comprensible por todos los agentes sociales, la valoración económica.
Realizar esta transformación en pos de la evolución en la gestión de la infraestructura verde, es necesario un fuerte esfuerzo pedagógico, que impulse a los agentes implicados en el uso y disfrute de las zonas verdes a reconocer el valor de los espacios verdes de nuestras ciudades.
El beneficio de la infraestructura verde para el ecosistema, salud y ocio, es enorme. Es por ello, por lo que se antoja fundamental el cuidado constante a los espacios verdes, ya que las consecuencias que surgen de la mala gestión, es nefasta en una ciudad y sociedad, cada vez más dependientes del acercamiento de la naturaleza a la urbe.