La Huerta de San Vicente en el Parque Federico García Lorca
La semana pasada hablamos del Parque Federico García Lorca en Granda, uno de los espacios emblemáticos de la ciudad andaluza, y un ejemplo de diseño de espacio verde urbano.
A lo largo del siguiente artículo queremos destacar a La Huerta de San Vicente, un espacio que es el núcleo del parque, y un lugar tan emblemático y simbólico como lo es el mismo espacio verde en sí.
LA HUERTA DE SAN VICENTE
La Huerta de San Vicente solía ser la casa de verano de la familia García Lorca entre 1926 y 1936. Inicialmente los García Lorca solían pasar las temporadas de verano en Asquerosa, más tarde Valderrubio, pueblo de la vega granadina donde Federico escribió algunas de sus primeras obras.
Mucho más cerca de la ciudad, a menos de un kilómetro de su borde sureste, en el pago de Jaragüi o Fargüi, el padre de familia halló una finca de 36 marjales, algo más de 19.99 m2, de tierra de riego, con árboles frutales y destinada para puebla, es decir, cultivo de verduras y legumbres.
Dentro del perímetro había dos casas, una antigua de labor, que habitarían los guardeses, y otra de nueva construcción, que habilitarían los nuevos dueños como residencia de verano a partir de 1926. Federico García formalizó la escritura de compra el 27 de mayo de 1925. La huerta, que en un censo de mediados del siglo XVII aparece con el nombre de los Marmolillos y a mediados del XIX se llamaba de los Mudos, pasaría en adelante a llamarse de San Vicente, en homenaje a Vicente Lorca.
Aunque con los años los García Lorca fueron introduciendo novedades como la luz eléctrica, la radio, el teléfono o el automóvil, la Huerta de San Vicente significó para ellos el reencuentro con el campo, especialmente a partir de 1933, año en que se trasladaron a Madrid.
Además del pequeño terreno dedicado a hortalizas para consumo familiar, se cultivaba trigo, patatas, habas, maíz y tabaco. Los árboles eran ciruelos, cerezos, manzanos, perales, membrillos, nogales, caquis, higueras. Se sembraron álamos negros y blancos en las lindes de la huerta, para no quietar las vistas a la casa.
En esta casa Federico García Lorca escribió, en su totalidad o en parte, alguna de sus obras principales, entre ellas Así que pasen cinco años (1931), Bodas de sangre (1932), Yerma (1934) o Diván del Tamarit (1931-1936). El poeta vivió en la Huerta de San Vicente los días previos a su detención y asesinato en agosto de 1936, al comienzo de la guerra civil española.
En 1985 la Huerta de San Vicente, incluyendo sus casi dos hectáreas de tierra, las dos casas anexas y el mobiliario original que había podido conservarse, pasó a ser propiedad municipal.
El 10 de Mayo de 1995 se abrió al público como Casa-Museo, y dos años más tarde fue creado el Patronato que actualmente la gestiona y cuya labor se organiza en torno a dos ejes básicos: el cuidado de la Casa-Museo y la programación de actividades.
Agradecemos a Francesco Burgos su apoyo en la elaboración de este artículo.