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La huella humana es responsable de la pérdida de más de 2 millones de kilómetros cuadrados de áreas silvestres

Un estudio publicado este año demuestra que entre los años 2000 y 2018 se perdieron más de 2 millones de kilómetros cuadrados de áreas silvestres, es decir, aquellas regiones con valores de huella humana por debajo de uno. 

Destaca el bioma dominado por manglares, que experimentó una pérdida del más del 5% de vida silvestre, debido principalmente a la intensificación de las actividades humanas en las áreas costeras.

Todas las decisiones que como consumidores tomamos en nuestra vida cotidiana tienen un impacto sobre el planeta.  Ese impacto ambiental se expresa como la cantidad de terreno biológicamente productivo que se necesita por persona para producir los recursos necesarios para mantener su estilo de vida.

De esta manera, la actividad humana sobre la Tierra está provocando profundas alteraciones tanto en la estructura como en el funcionamiento de los sistemas ecológicos, de forma que estas alteraciones tienen una implicación directa en el ámbito local. Por lo que problemas como la escasez de precipitaciones, los cambios de uso del suelo o la destrucción del hábitat afectan en mayor o menor medida a las sociedades que las provocan; además, los impactos provocan modificaciones en la capacidad que tienen los ecosistemas de suministrar servicios a los seres humanos. 

En este contexto, Haowei Mu et al. iniciaron un proyecto para mapear la dinámica anual de la huella humana global desde el año 2000 hasta el año 2018, mediante el uso de ocho variables que reflejan diferentes ámbitos de la naturaleza en los que la actividad humana influye de forma negativa.

La evaluación de este estudió, reveló una buena concordancia entre los resultados del mapeado, así como en los conjuntos de datos desarrollados previamente en diferentes años, demostrando que a lo largo de este periodo de tiempo (2000-2018), se perdieron más de dos millones de kilómetros cuadrados de áreas silvestres; así como el bioma dominado por manglares experimentó una pérdida de más del 5% de vida silvestre, atribuida principalmente a la intensificación de las actividades humanas en las áreas costeras.

El concepto de huella humana o ecológica surge como un indicador de sostenibilidad que trata de medir el impacto que nuestro modo de vida tiene sobre el entorno. ¿Y cómo se mide la huella humana o ecológica? Su estudio se basa principalmente en cinco variables: la urbanización, cómo se producen los alimentos y vegetales necesarios, los territorios utilizados para pastos y ganadería, las áreas marinas necesarias para producir pescados, mariscos y algas, y la densidad de selvas y bosques capaces de contrarrestar el dióxido de carbono que produce el consumo de energía por parte de las sociedades humanas. Las hectáreas resultantes divididas por el número de habitantes del planeta, muestran el área de la huella ecológica per cápita.

A nivel mundial, la huella ecológica per cápita estimada es de 1,7 hectáreas por persona, frente a las 2,8 hectáreas derivadas de los sistemas de producción actuales. La diferencia entre estas dos esferas significa que usamos más recursos y producimos más desechos de los que el planeta puede regenerar. Vivimos en un mundo superpoblado con casi 8 mil millones de personas. Para alimentar a todas estas poblaciones sin impactar la Tierra normalmente se requerirían dos planetas como el actual. Un dato que debería servirnos para reflexionar y cuestionarnos hacia dónde nos dirigimos como sociedad, y qué medidas se pueden aplicar para disminuir la huella ecológica y salvar a la naturaleza del cambio climático y la extinción.

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