La adaptación de los animales a la vida urbana modifica su tamaño y su contribución al ecosistema
Las diferentes especies deben hacer frente a la fragmentación del hábitat, las altas temperaturas y la contaminación ambiental, como señala un estudio científico publicado en la revista ‘Nature’.
El investigador belga Thomas Merckx defiende aumentar y mejorar la infraestructura verde para garantizar los efectos beneficiosos que aporta la presencia de los individuos animales en las ciudades.
El efecto ‘isla de calor’ urbano y la fragmentación del hábitat en las ciudades están asociados con cambios en el tamaño del cuerpo de las especies animales. Así lo demuestra el artículo científico ‘Body-size shifts in aquatic and terrestrial urban communities‘, a cargo de un grupo de investigadores de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica y otras instituciones académicas.
La investigación, publicada en la revista ‘Nature’, contempla el estudio de 95.001 individuos, pertenecientes a 702 especies y 10 grupos taxonómicos. Todos ellos se encontraban al norte de Bélgica, en 81 lugares entre entornos urbanos y rurales. A través de este trabajo de campo, los investigadores demuestran que las especies consumen más energía para el mantenimiento y desarrollo de su metabolismo e invierten menos en su crecimiento cuando deben hacer frente a factores presentes en las ciudades, como la pérdida del hábitat, la contaminación lumínica y acústica, y también la proliferación de especies exóticas invasoras.
La comparativa entre los entornos urbanos y otros lugares demuestra los cambios en los 10 taxones de especies seleccionados en la investigación. Los cladóceros, conocidos también como pulgas de agua y cuya medida ronda los 3 milímetros, son el grupo taxonómico donde se observa una mayor diferencia entre las comunidades de ciudad y las de espacios no urbanos. En concreto, en las ciudades el tamaño de estos diminutos crustáceos se reduce un 44%.
Una situación diferente es la que ocurre con las especies de animales que necesitan desplazarse y dependen de la dispersión, como las polillas y las mariposas. En este caso, su dimensión se incrementa con el objetivo de asegurar su movilidad y dar con nuevos hábitats.
Consecuencias en el ecosistema urbano
Esta adaptación de las especies animales, tanto terrestres como acuáticas, a los nuevos entornos urbanos conlleva una serie de consecuencias en el ecosistema. “Es probable que estos cambios tengan un fuerte impacto que altere el suministro de los servicios ecosistémicos a los humanos”, detalla el investigador Thomas Merckx, en declaraciones a la agencia SINC.
Entre las soluciones propuestas por Merckx para frenar los cambios en los servicios ecosistémicos, destaca el incremento y la mejora de la infraestructura verde en diversos lugares urbanos. El papel de estos elementos permitirá combatir el efecto ‘isla de calor’ y la fragmentación del hábitat urbano.
Más información en https://www.nature.com/articles/s41586-018-0140-0
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