Indicadores climáticos y desarrollo sostenible: ¿cómo afrontar los desafíos ambientales?
El cambio climático es uno de los desafíos ambientales más importantes a los que se enfrentan los equipos de gestión de todo el mundo. La Organización Meteorológica Mundial (OMM), trabaja para ofrecer datos que impulsen soluciones a estos problemas. Uno de estos proyectos es el reciente informe “Indicadores climáticos y desarrollo sostenible: Las interconexiones al descubierto” (OMM-Nº 1271), que se puede descargar en castellano en formato PDF.
Este informe tiene como objetivo demostrar las interconexiones entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los siete indicadores del estado del clima utilizados por la OMM con el objeto de mejorar la toma de decisiones sobre los riesgos climáticos. A pesar de los enormes avances logrados en la adopción de acuerdos sobre el clima y los ODS, persiste una brecha significativa entre la comprensión científica y política de cómo los riesgos del cambio climático se propagan en cascada a través del sistema ambiental, social y económico. Este informe explora las conexiones entre los indicadores climáticos y presenta una sección sobre cada uno. En primer lugar, proporciona información de fondo sobre lo que mide el indicador y cómo se realizan las mediciones; en segundo lugar, demuestra sus impactos sobre el clima global; y en tercero, muestra los riesgos que plantea para el desarrollo sostenible, que se ilustran mediante de una extensa revisión de publicaciones.
El informe incide en como aproximadamente la mitad del CO2 emitido a la atmósfera es absorbido por sumideros de carbono naturales, como el océano o la vegetación, gracias a la fotosíntesis, mientras que la mitad restante permanece en la atmósfera; en consecuencia, la concentración de CO2 aumenta el efecto natural de invernadero y posteriormente la temperatura global de la Tierra. Este cambio en la temperatura puede suponer cambios en los ecosistemas, lo que a su vez implica un riesgo de cambios o pérdidas significativas en la biodiversidad que puede reducir el rendimiento de los ecosistemas en términos de productividad de biomasa, con efectos inesperados.
Por ejemplo, un riesgo poco comprendido es el impacto de la descongelación del permafrost, un tipo de suelo permanentemente helado. A medida que la temperatura global se incrementa, este se descongela, y este tipo de suelos libera metano, un gas con un potencial de calentamiento global más de 20 veces mayor que el del CO2 durante una escala temporal de un siglo de 100 años.
Otra situación poco comprendida es la acidificación de los océanos. Su impacto es de mayor alcance que el previsto, ya que a medida que los océanos absorben niveles crecientes de CO2, su pH cambia y se vuelve más ácido. Cuando esto ocurre, organismos como los mejillones, crustáceos y corales, y las especies de la cadena alimentaria que dependen de ellos, corren peligro de reducción o desaparición. De esta manera, toda alteración o pérdida significativa de biodiversidad marina puede mermar el rendimiento pesquero, contribuyendo así a la reducción o disminución de los medios de subsistencia (meta 1.4 de los ODS) y a la inseguridad alimentaria (indicador 2.1.2 de los ODS), especialmente en las zonas rurales y de bajos ingresos, particularmente en los países que dependen más los recursos locales.
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