¿Estamos olvidando la importancia del suelo en la economía y la sociedad?
Europa reacciona a la crisis medioambiental producida por la degradación del suelo.
La Comisión Europea ha presentado una estrategia con el fin de lograr una legislación común, por parte de todos los países de la Unión, con la intención de lograr los objetivos en materia de clima y biodiversidad del Pacto Verde Europeo.
Esta iniciativa, que forma parte de la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad para 2030, actualizará la estrategia actual para abordar la degradación del suelo y preservar los recursos de la tierra («neutralidad en la degradación de las tierras»).
Los objetivos son: proteger la fertilidad del suelo, reducir la erosión y el sellado, aumentar la materia orgánica, determinar los terrenos contaminados, restaurar los suelos degradados y definir lo que se entiende por «buen estado ecológico» de los suelos.
Este proyecto responde a la situación de los terrenos europeos, los cuales sustentan la producción del 90% de los alimentos, piensos, fibras textiles y combustibles y proporciona materias primas para las actividades de los sectores hortícola y de la construcción.
El suelo también es esencial para la salud del ecosistema: purifica y regula el agua, es el motor del ciclo de los nutrientes y constituye un depósito de genes y especies que fomenta la biodiversidad. Es asimismo un sumidero de carbono a nivel mundial, de modo que desempeña una función importante en la posible ralentización del cambio climático y sus impactos.
Además, dado que conserva huellas de nuestro pasado, es un elemento importante de nuestro patrimonio cultural. La erosión, las construcciones y la contaminación ya han degradado entre el 60 y 70% de la capa viva de terreno que alberga el 25% de la biodiversidad y proporciona alimento, biomasa y regulación del carbono y el agua.
EL PACTO VERDE EUROPEO
Este proyecto está enmarcado dentro de la agenda 2030 y del Pacto Verde Europeo, así, esta iniciativa se basa en un conjunto de propuestas con el fin de adaptar las políticas de la UE en materia de clima, energía, uso del suelo, transporte y fiscalidad, con el objetivo de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% de aquí a 2030, en comparación con los niveles de 1990.
Conseguir estas reducciones de las emisiones en la próxima década es crucial para que Europa se convierta en el primer continente climáticamente neutro del mundo, este es el principal objetivo del pacto.
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