Estabilización de suelos con cal y cemento: una alternativa sostenible en la construcción de viales
La construcción de viales urbanos es un elemento clave en el diseño de las ciudades y es habitual que en este tipo de proyectos se sustituya el suelo existente para construir viales. Sin embargo, este método genera muchos residuos y consume recursos y energía, al contrario que la estabilización de los suelos con cal y cemento.
Un artículo publicado en la Universidad Politécnica de Valencia por Víctor Yepes, Catedrático de Universidad en el área de Ingeniería de la construcción, pone en valor la estabilización como la alternativa ideal para crear la capacidad necesaria en proyectos de construcción de viales. Con la aportación de ligantes, como la cal y el cemento, se puede reducir el contenido en humedad de un suelo, lo que es imprescindible para su procesamiento posterior.
En comparación con la sustitución de todo el suelo, la estabilización es un método económico y respetuoso con los recursos, ya que los ahorros de costes se generan al simplificar la logística de las obras, debido a que se necesitan menos viajes de transporte, así como cuenta con períodos de construcción más cortos.
También se protegen los recursos, pues en la estabilización, el suelo ya existente se utiliza completamente y solo se añade cal o cemento, o ambos al mismo tiempo, como mezcla ligante realizada in situ.
Existen máquinas de estabilización que entremezclan el ligante previamente esparcido en el suelo existente con poca capacidad portante y lo convierte en un material de construcción de alta calidad.
¿Dónde se puede utilizar está técnica? Pues las aplicaciones comunes son en la construcción de caminos, carreteras, autopistas, aparcamientos y campos de deporte, entre otras; aunque hay otros casos de aplicación, como en la mejora de suelos y solidificación de suelos.
La estabilización se diferencia entre mejora y solidificación de suelos. En el primer caso, la cal mejora la capacidad de extendido y compactación de suelos húmedos, coherentes. En este caso se habla de una mejora del suelo. Cuando el objetivo es la solidificación del suelo se utiliza cemento, dado que este material aumenta la capacidad portante, la constancia de volumen, así como la resistencia al agua y a las heladas.
Los suelos se pueden estabilizar u homogeneizar, incluso sin ligante. Estos tratamientos se utilizan cuando es imposible disponer de materiales alternativos, pues su coste puede ser limitante en caso contrario. Su uso habitual es en capas de subbase y base para pavimentos de viales y carreteras, infraestructuras de ferrocarriles y pistas aeroportuarias para aumentar su capacidad portante y reducir su susceptibilidad al agua de suelos arcillosos.
Estos terrenos que tratar con cal, no deben contener materia orgánica o vegetal, ni elevados contenidos de sulfatos solubles. Además, el efecto estabilizador de la cal sobre el suelo se obtiene mezclándolo y compactándolo con cal aérea (viva o apagada) y agua.
Para una mejor eficacia en la aplicación de esta técnica, los suelos más adecuados son los de granulometría fina y notable plasticidad, donde se emplea cal con una riqueza en CaO superior al 90%. Dependiendo del caso, se agrega un 4-7 % de cal apagada o del 2-5 % de cal viva sobre el peso seco del suelo, así, también hay que proteger a los operarios si se emplea la cal viva, evitando el contacto con la piel. La mezcla se puede realizar “in situ” o en una planta especializada.
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