El Día de la Tierra, una cita para garantizar la salud del planeta y los habitantes
El 22 de abril se celebra esta fecha internacional, reconocida por las Naciones Unidas y que se enmarca en el Decenio de la ONU para la Restauración de los Ecosistemas.
Corrientes científicas como la Biofilia abogan por el uso de elementos naturales para la mejora del estado físico y emocional de los habitantes en el medio urbano, al tiempo que contribuyen a la sostenibilidad.
La salud del planeta y de los habitantes depende directamente del estado de los ecosistemas. Esta es una de las evidencias científicas que Naciones Unidas destaca con motivo de la celebración del Día Internacional de la Tierra, el 22 de abril. Esta cita, que se enmarca en el Decenio de la ONU para la Restauración de los Ecosistemas, es un motivo más para recordar la importancia de cuidar los entornos naturales y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente a través de acciones que redunden, además, en la mejora del estado físico y emocional de los ciudadanos.
La urgencia de implementar y reforzar las medidas de cuidado y restauración de ecosistemas viene motivada por los últimos datos compartidos por la ONU, que advierte de que “cada año el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques; una extensión similar a Islandia”. Asimismo, “alrededor de un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro de extinción”. Ante este escenario, el organismo internacional reivindica los beneficios de unos ecosistemas sanos que contribuyen a “proteger de las enfermedades, porque la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos”.
El desarrollo de estrategias para el cuidado del medio ambiente y la restauración de los ecosistemas han de sustentarse en la biofilia. Se trata de una corriente que gira en torno al concepto del amor hacia la naturaleza y que ya se ha analizado en anteriores artículos, a través de ejemplos como las ciudades amigables con las aves.
Otras evidencias respecto al uso de técnicas de biofilia están refrendadas por investigaciones y artículos científicos que se comparten a continuación. El primero de ellos, con el título ‘A Meta-Analyisis of Emotional Evience for the Biophilia Hypothesis and Implications for Biophilic Design’, confirma que “los entornos naturales tienen un efecto intermedio e, incluso, elevado en el aumento de las emociones positivas y la disminución de las emociones negativas”. Este trabajo, liderado por Jason S. Gaekwad, investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Deakin, en Australia, descubre que “la inmersión en entornos naturales tiene un efecto mayor que las simulaciones de entornos en laboratorio”, un hallazgo que refuerza la necesidad de potenciar los elementos sensoriales en el la restauración de ecosistemas naturales.
La segunda investigación científica que se recoge en este texto, elaborado con motivo del Día Internacional de la Tierra, está dirigida por Andrés J. Ursa, doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid y director de la Clínica Naturista de Valladolid e Instituto de Medicina Integrativa desde 1985. En el artículo ‘El contacto con la naturaleza como medida preventiva de enfermedades y recurso terapéutico’, Ursa recuerda que “la mayor parte del tiempo evolutivo del ser humano se ha llevado a cabo en plena naturaleza. La adaptación y selección natural hicieron posible el diseño humano actual”. En la actualidad, las zonas verdes de las ciudades, como parques y jardines, y los espacios naturales, como bosques y montañas, representan un “entorno favorable para contrarrestar los efectos negativos que conlleva la civilización actual”.
En relación con la corriente de la biofilia, existen dos fenómenos científicos que validan los efectos positivos de la naturaleza y la restauración de los ecosistemas en la población. Uno de ellos es la teoría del profesor Roger Ulrich, de la Universidad de Texas, que en los años 80 demostró la influencia positiva del entorno de los hospitales sobre la salud de los pacientes y el tiempo de recuperación, y cuyos efectos también se han comprobado entre los habitantes que viven cerca de parques y jardines con una presencia importante de arbolado.
El otro fenómeno científico corresponde a la ionización del aire y su influencia sobre la salud. Tomando como referencia el estudio ‘El efecto de los iones’, de Soyk F. y Edmonds A., el doctor Andrés J. Ursa explica que “en ciudades y espacios cerrados como oficinas y viviendas abundan los iones con carga positiva, generados por la actividad humana y asociados a malestar incomodidad y determinadas patologías”, mientras que “en los medios naturales, como bosques, ríos o arroyos, abundan los iones negativos con efectos positivos para la salud y el bienestar”.
Estos efectos positivos de la naturaleza en la salud del planeta y de los ciudadanos han de suponer un estímulo para la restauración de los ecosistemas, como reivindica la ONU en el Día Internacional de la Tierra. Todo ello, con el propósito de frenar la extinción masiva de especies vegetales y animales, combatir el cambio climático y reducir la pobreza.
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