Cómo usar los colores (II)
La elección de los colores es cuestión de gusto personal, pero hay teorías sobre la mezcla y el contraste de colores que ayudan a crear combinaciones agradables. Recuerda que la luz y la sombra afecta a los colores: unos saltan a la vista y otros quedan en un segundo plano, e influyen en la atmósfera y el estado de ánimo; debe elegirse cuidadosamente para crear el ambiente deseado.
Creación de ambiente y puntos focales con colores
El color puede transmitir un estado de ánimo o un mensaje, y ejerce un fuerte efecto en la atmósfera de un jardín. Por ejemplo, los colores calientes intensos, como el carmesí, el escarlata, el magenta, el amarillo dorado y el naranja, generan una sensación de excitación, mientras que los colores fríos como el azul claro, rosa claro, malva, grises apagados y verdes azulados, generan una sensación de sosiego.
Los colores se pueden usar para crear diferentes ambientes en el jardín: por ejemplo, un vibrante plan de colores calientes junto a la casa y tonos más fríos en una zona arbolada al fondo del jardín. Otra opción es utilizar el mismo macizo o arriate para variar el ambiente con el paso de las estaciones, con brillantes narcisos y tulipanes en primavera, herbáceas azules, moradas, rosas y blancas en verano y después follaje de color rojizo en otoño.
Los arriates de un solo color, ya sean blancos y cremas o con distintos tonos de amarillo, parecen muy sofisticados y aportan una cohesión agradable. Una selección de plantas limitada puede facilitar el diseño.
También se puede utilizar el color para llamar la atención hacia un rasgo o una zona particular. Para lograr este efecto, las plantas deben contrastar con el entorno, aumentando así su visibilidad. Por ejemplo, una única planta anaranjada brillante sobre un fondo de color discreto, como el azul o el verde, crea un acento muy efectivo. También funcionan bien los diseños que combinan franjas de colores cálidos y fríos, con los colores fríos sirviendo de fondo a los calientes.
Y también se puede aprovechar la manera en que los colores alteran la percepción de la distancia. Por ejemplo, los rojos y naranjas intensos plantados al fondo de un jardín producen un efecto de escorzo que hace que el jardín parezca más corto, mientras que los colores claros pueden hacer que parezca más largo.
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