Aumentan las especies de amarantas, juncias y rosas en los espacios de sotobosque de Europa
Un estudio liderado por el CREAF y publicado en la revista ‘New Phytologist’ muestra la evolución de los bosques europeos en las últimas cuatro décadas, con extinciones y nuevas plantas autóctonas.
La investigación, que recoge el análisis las variaciones en 2672 parcelas del terreno vegetal de sotobosques, apunta que el efecto de la acción humana altera los ecosistemas y condiciona la existencia de diferentes especies.
La diversidad de plantas en los bosques europeos se ha mantenido estable en estas últimas cuatro décadas. Así lo muestra un estudio liderado por el Centro de Investigación en Ecología y Aplicaciones Forestales (CREAF) del CSIC, y que se ha publicado recientemente en la revista ‘New Phytologist’. La investigación también aporta evidencias sobre los efectos de la acción humana en los cambios evolutivos de las especies vegetales.
El investigador del CREAF y profesor asociado a la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep Padullés, destaca la estabilidad de las diferentes especies de plantas en los bosques europeos durante estos últimos 40 años. No obstante, Padullés indica que existen más extinciones en grupos específicos pertenecientes a los brezos (ericáceas), las leguminosas (fabáceas) y las orquídeas (orquidáceas), mientras aumentan otras familias que aglutinan a las amarantas (amarantáceas), las juncias (ciperáceas) y las rosas (rosáceas).
Las especies en auge muestran un origen más diverso frente a aquellas en retroceso, que están estrechamente emparentadas en el árbol evolutivo. “Las orquídeas, una especie con un elevado interés de conservación, están disminuyendo debido a cambios ambientales derivados de la actividad humana. Estos cambios amenazan a familias enteras de plantas que tienen estrategias particulares de sobrevivir y prosperar en su entorno”, explica el investigador Josep Padullés.
Las diferentes familias de especies, inciden los responsables del estudio, cumplen su función en el ecosistema. “Cualquier alteración puede tener repercusiones significativas en el entorno”, subraya Padullés. En este sentido, las plantas más altas y que necesitan más nitrógeno, como ciertos tipos de rosáceas o amarantas, se han vuelto más comunes en los bosques templados. Así, el funcionamiento del bosque como ecosistema está condicionando el crecimiento de ciertas especies.
La metodología de esta investigación científica contempla un estudio de observación y análisis de 2672 parcelas diferentes a lo largo de cuatro décadas, un proceso que incluye las variaciones en la diversidad vegetal del terreno de bosques europeos.
Estos resultados se unen a otras evidencias que ya compartimos en este espacio, como un estudio de nuevos patrones de anillos de árboles que revela una rápida disminución de la longevidad de los árboles tropicales con la temperatura. También hay otras investigaciones que reflejan que las plantas del bosque florecen una semana antes que hace un siglo, un hecho relacionado con el calentamiento global.
Los cambios que hay detrás de la acción humana
La alteración de los ecosistemas por parte del factor humano influye en la vegetación, con la aceleración de extinciones o la aparición de colonizaciones. Existen numerosas acciones que resultan determinantes para estos cambios evolutivos en el sotobosque europeo, como la gestión forestal, el pastoreo y, por supuesto, la introducción deliberada de especies.
La gestión de los bosques, explica el investigador del CREAF, “puede alterar el grado de cobertura arbórea, lo que condiciona un ambiente más claro o más sombrío favoreciendo distintas especies”. Además, estas prácticas han contribuido a la presencia de gramíneas y ciperáceas. La ganadería, por su parte, “tiene también un impacto en los bosques porque los animales tienen preferencias por ciertas especies y pueden compactar el suelo”, añade Padullés.
Respecto a los factores ambientales, los investigadores explican que las zonas de sotobosque con inviernos más templados y mayor número de precipitaciones incrementan su diversidad. Estos fenómenos meteorológicos tienen más influencia que otros factores climáticos como los veranos con altas temperaturas o el exceso de nitrógeno.
Esta investigación liderada por el CREAF y, en particular, por el investigador Josep Padullés confirma que la evolución de la diversidad de plantas en los bosques europeos está condicionada especialmente por ciertos factores humanos de intervención junto a otros factores meteorológicos.
Leer más en https://nph.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/nph.19477
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