AEPJP se solidariza con la situación en Afganistán
“La AEPJP expresa su solidaridad con Afganistán, sus gentes de paz, y las mujeres en particular. Los parques públicos son los espacios de socialización y libertad por excelencia de nuestras ciudades y pueblos. Desde AEPJP lamentamos todos los conflictos bélicos que todavía existen en distintos países, y deseamos que los parques de las ciudades, pueblos y aldeas de Afganistán puedan recuperar su función como espacio de libertad, encuentro y socialización.” Fran Bergua.
EL PATRIMONIO NATURAL URBANO EN AFGANISTÁN Y CÓMO HA MEJORADO LA SITUACIÓN SOCIAL DE LAS MUJERES
Los jardines urbanos en Afganistán han cambiado la vida de las mujeres. Uno de los principales proyectos que remarca esta línea es el programa de promoción de verde urbano, el cual tiene como objetivo crear, rehabilitar y mantener parques urbanos en las principales ciudades de Afganistán contratando como empleados a sectores vulnerables de la sociedad afgana, incluidas las mujeres y refugiados por la guerra.
Este programa, lanzado en 2016, ha empleado unos 8.000 aprendices de jardinería seleccionados entre la ciudadanía de una docena de provincias, incluida Kabul. Entre ellos hay 1.000 mujeres.
Cien de ellos, de entre 18 y 60 años, trabajan en Jalalabad. Un objetivo de este programa ha sido el de fomentar el trabajo fuera de casa y acostumbrar a los hombres a que las mujeres desarrollen una vida profesional independiente.
Según el Banco Mundial, solo el 19 por ciento de las mujeres afganas tenían trabajos oficiales en 2017. La agencia de Naciones Unidas ONU-Hábitat, que está detrás de la iniciativa, tuvo que negociar mucho con las familias para que estas permitiesen que las mujeres pudieran salir a trabajar solas. Más información en el siguiente enlace.
Otra de las iniciativas más destacables de los últimos años en Afganistán, es la que ha restaurado o mejorado diversos jardines en el país, aplicando un énfasis especial en hacerlos más seguros y accesibles para las mujeres, ya que hay muy pocos espacios públicos donde puedan estar a salvo del acoso masculino y la violencia de género.
Uno de estos espacios es el Chihilsitoon Garden, que un día a la semana está reservado únicamente para mujeres y familias. Más información sobre esta circunstancia en el siguiente enlace.
Además del enorme valor que tienen para las mujeres estos espacios verdes seguros y saludables, el patrimonio natural afgano de por sí también es muy rico, ya que gran parte del país estuvo influenciado por la cultura persa, y fue a través de Afganistán que el enfoque persa de los jardines llegó a la India mediante los jardines de Babur y los mongoles. Imagen de los jardines de Babur en el siguiente enlace.
EL VALOR DE LOS JARDINES COMO PATRIMONIO QUE DEBEMOS PROTEGER A LO LARGO DE LA HISTORIA
Desde un punto de vista inmaterial, los jardines han sido considerados recurrentemente por las distintas culturas como espacios mitificados. La Biblia en el Libro del Génesis nos define el Jardín del Edén como un vergel repleto de árboles frutales, aromáticas flores, y aves canoras donde los hombres primigenios vivían en perfecta armonía con la naturaleza. En Mesopotamia, se nos habla de la existencia de los Jardines de Babilonia, de extraordinaria y singular belleza. En Bagdad de sus “mil prados amurallados”. En Bizancio, se describen los grandes parques donde los caballistas jugaban al polo. En Persia, a partir del siglo XVII, las alfombras incorporaron motivos florales representando un jardín ideal o paraíso, formando un espacio propio que introducía estos valores en el interior de la vivienda.
Desde un punto de vista material, la arqueología y los documentos históricos nos han dado testimonio de la presencia de los jardines desde el origen de la humanidad. Los pueblos islámicos elevaron aún más el concepto de escultura aportando una especial sensibilidad y refinamiento a la ornamentación de la piedra (complejo Taq-i Bostan), e introdujeron el agua como un elemento fundamental en su diseño.
En el libro Nihon Shoki, escrito en el año 720 d.C., se citan los primeros jardines japoneses dedicados al recreo y deleite de sus gentes, con presencia de lagos y abundantes elementos florales, muy vinculados a los mitos taoístas.
De esta manera, los jardines se convierten poco a poco en lugares cotidianos y populares, en el que, a lo largo de la historia, el hombre urbano toma contacto con la naturaleza y se recrea; donde además busca un especial bienestar sensorial a través de la belleza de sus formas, de las texturas, aromas y rumorosidad de las dinámicas de las plantas y los pequeños animales etc.
Así, los espacios verdes urbanos se han convertido en puntos de encuentro y de liberación para los sectores más vulnerables, mujeres, niños, familias, ancianos. Logrando erigirse a lo largo de la historia como lugares de celebración de la libertad, la socialización y el bienestar.
#SolidaridadConAfganistán